jueves, 26 de febrero de 2009

Dos métodos opuestos

Cuando se está en el ejercicio del arte (o en el ejercicio del vivir incluso) se tienen varias opciones para moverse. Creo que hay, al menos, dos extremos opuestos. Uno de ellos es planificar desde un principio lo que se hará. Cuando se planifica la situación se la mantiene siempre bajo control y ese control nos llevará siempre a un final esperable. El artista es un dios que crea según los arbitrios de su voluntad. Es un método eficaz si se tiene una claridad mental que puede ser pensada como sobrehumana. Los campeones de dicho método han pasado a la historia. Otra opción es empezar sin planificar. La idea, un poco, es descubrir. Es decir, entrar en una búsqueda profunda y fecunda. Con este criterio nada está descartado de antemano. Cualquier elemento podría tener un lugar en el tremendo rompecabezas llamado obra de arte.

Lo cierto es que nunca se utilizan de manera perfecta uno u otro método. La verdad es que se planifica un poco, se descubre otro poco. Deberíamos decir, más bien, que la obra de arte es un vector de dos componentes. Por un lado la idea precisa de lo que va a hacerse y por otro lado el descubrir. A las academias les da con lo primero y al autodidacto le da con lo segundo. Para las academias es fácil: nos hacen creer que están planificando cuando en realidad se saben el final de la historia. O sea, hacen trampa.

Lo interesante es que (ya lo anticipé) la vida también tiene estos componentes. No me parece sano andar reprimiendo un componente a priori. Quizá la gran tragedia de áreas profesionales como la ingeniería es que sus integrantes viven usando “la voluntad”, bajo un estricto criterio de cumplimiento de metas, olvidándose del descubrimiento de cosas. Descubren, pero casi siempre la agenda ya ha planificado cuándo descubrir y en qué dosis.

Supongo que lo mejor es mantenerse fiel a sí mismo. No engañarse. Respecto de la búsqueda no se debe caer en la tontera de ser fiel a los dictados de alguna determinada ideología. ¿Por qué habría que hacerse tal cosa? ¿Por que la ideología es la verdad? Es más justo seguir a “la verdad en si”, adonde quiera que se esconda, consciente que llegar a ella es imposible (o por lo menos extremadamente lejana y por lo tanto el camino que queda por recorrer es quizá más largo que la vida de un hombre) de tal manera que no nos queda más que estar en movimiento. La quietud (mental, por supuesto) piensa que ya se llegó a la verdad. “No hay nada que andar buscando. Tenemos las respuestas”. A pesar del hecho experimental que indica que la mayor parte de los humanos caen en la “quietud” a medida que envejecen (un mono viejo no aprende trucos nuevos, etc) sigo adhiriendo a la búsqueda y al descubrimiento. Con este argumento me termino por comer la cola como sucede siempre con los argumentos.

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