lunes, 20 de diciembre de 2010

La ideología del consumismo

La ideología del consumismo posee el siguiente discurso: para ser feliz se debe “salir de compras”. Comprar es una de las actividades que, bajo este concepto, más feliz hacen al ser humano. Y, efectivamente, la compra de pequeños objetitos (“gadgets” que le llaman ahora), proporciona unas horas de alegría hasta que, de pronto, todo se va al carajo: el juguetito ya no divierte y si es que produce vicio el fabricante está dispuesto a crear la cura y venderla a un precio carísimo. Demás está decir que la ideología consumista es intrínsecamente perversa. Yo diría que sus pecados se apoyan en dos bases:

1. El industrial innovador "self mademan" busca toda su vida el “producto” que lo hará rico.
2. La adopción del nuevo “producto” por parte del público implica la realización de grandes intercambios de escala quizá mundial. El hombre promedio debe trabajar mucho y extraer muchos recursos para obtener “el" o "los" productos.

Por su puesto, sin discurso sustentatorio no existiría el consumo. El discurso es: se debe tener determinado “nivel de vida” para ser feliz. La vida en un nivel de vida bajo produce grandes niveles de infelicidad e insatisfacción. Incluso el éxito sexual, o “sobretodo el éxito sexual” (si nos ponemos biologicistas), depende de ello.

¿Qué pasa con las casas? Se transforman en reservorios, en bodegas de toda clase de objetos. Por supuesto, el bodegaje que se le hace gratuitamente a las empresas: nunca estuvo considerado. O el desecho acumulado en los vertederos. La actitud es como si todo eso fuera gratis. Por supuesto el hecho esencial: el consumismo es “caro” en los sistemas.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Benedetto Croce

No voy a decir que soy un experto en Benedetto Croce, pero al menos puedo recordar una de sus frases más celebres. Sin intentar una cita precisa, dice algo como “Si no existe expresión, no existe pensamiento”. Es decir, si alguien no es capaz de expresar una determinada idea, quiere decir que no tiene nada en el cerebro. Así de simple y radical. Una opinión como esa, emitida allá por el 1900, puede ser refutada (hoy) con bastante facilidad por algún neurobiólogo, pero no deja de tener una cierta lógica, sobre todo para la historia del pensamiento. O para la mantención de este en el espacio de la intelectualidad.

Al respecto, se puede aclarar bastante con la frase de Protágoras “Nada existe. Si algo existiera, no podría ser conocido. Si algo pudiera conocerse, no podría ser comunicado”. Es decir, habla de una triple barrera, que al modo kafkiano con n igual a 3, impide el avance del hombre al conocimiento. Pero también habla de otra cosa: la comunicación es una función consustancial al conocimiento. Por supuesto no digo nada nuevo. Se trata de una verdad teorizada, y utilizada comercialmente, desde Macluhan o quizá desde antes. Pero el punto es: la expresión es una parte importante del pensamiento y no debe dejarse de lado. De esta forma, Sócrates de salvó de milagro: existió Platón para rescatar al maestro. Por supuesto, la expresión tiene múltiples modos. El rasguño en la piedra es también una expresión de pensamiento. Aunque muchos no seamos capaces de una traducción precisa.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Cortázar

Cortázar fue un hombre político.

Cortázar dio opiniones políticas en la última etapa de su obra y en las últimas entrevistas que dio. Esto le trajo la desagradable desgracia de no poder volver a su país.

En cambio, el Cortazar más famoso, el de su primera época se nos aparece como un personaje más bien frívolo en una búsqueda constante del hecho estético y de la imaginación. Esto, dicen algunos, puede ser atribuido a la influencia de su primera mujer. Sin embargo, una literatura que haga apología de la imaginación no necesariamente es frívola. Hay en la risa y en el juego consideraciones que no pueden dejarse de lado. Un cuento clave es “Autopista del sur”. Uno puede pasar un rato agradable leyendo el cuento, pero no se puede negar que hay mucha información acerca de cómo es la sociedad (y en ese sentido es un cuento sobre cuestiones políticas). La ciudad reacomodada en la autopista, un estado utópico, una orgánica casi bolchevique que luego se desarme por displicencia de los integrantes y porque, en cierta forma, “la velocidad” se los come. Fin de la utopía. Uno termina con sensación de tristeza luego del cuento y eso es lo interesante. Uno prefiere la orgánica de la autopista detenida por sobre la autopista en funciones. Lo primero se nos hace aventurero, lo segundo es la usual cotidianeidad, donde todo es utilitario y cada movimiento tiene un fin. No se ve como lucha por la sobrevivencia, que en el fondo lo es, sino como maniobras evasivas de la realidad.

Pero para qué me voy a extender más sobre el tema: todo acto es un acto político. No niego que se trata de una frase de total optimismo político (revisionista casi) y sin embargo, creer en ella puede llevar a ciertas sorpresas en el análisis de algunas obras frivolizadas injustamente. Aunque, vale la advertencia, a algunos personajes, ni aunque los miren con lupas de niveles atómicos, es posible pillarles un mínimo de compromiso. Cortázar no era así. Con poco esfuerzo se hallan sus disparos.

viernes, 26 de noviembre de 2010

La audacia

La juventud, dicen, es audaz. Por algo será. ¿La ingenuidad?. Pues bien, hay otros motivos. Uno importante: el físico de un joven aguanta la extremada exigencia deportiva que significa la audacia. Sobre los 40 también se es audaz, pero no queda otra que las audacias de la intelectualidad. El conservadurismo es el destino cuando el cuerpo físico no alcanza. El conservador está siempre cuidando el cuerpo y por eso inventa una serie de excusas para no exponerse. Incluso empieza a pensar en el ejercicio, gente que en su vida había movido un músculo. Por supuesto, les cuesta infinito. Por supuesto, es ejercicio que no los expone mucho, como yoga, pilates, baile entretenido, golf. No es usual que a un viejo le dé por aprender rugby o fútbol.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Bicentenario

Para variar, estoy en desacuerdo con un evento masivo. En este caso se trata del bicentenario. Repasaré los más obvios motivos de mi desacuerdo, corriendo el riesgo de hacer nada más que un compendio de todos aquellos que estuvieron en desacuerdo.

1. El bicentenario de la independencia completa no debería celebrarse, porque una independencia estricta no hemos tenido nunca. Quizá, el triunfo del NO debiera ser considerado una fecha más fiable. Al menos los gringos ya no se pasean a diestra y siniestra por nuestro país, como si ocurría hace no mucho.
2. Como toda Sudamérica se convence de ser libre desde 1810 hay hileras de festejos. La de los argentinos, la de los mexicanos, etc y todos con las mismas ideas celebratorias: cápsulas del tiempo, resumen de la cartelera de los últimos 100 años, presentación de una que otra novedad del primer mundo, etc. Además se hallan las “obras bicentenario”, construcciones masivas, que debieron hacerse hace mucho, y que estos 200 años los transforman en la excusa mental para ejecutarlas.
3. El famoso bicentenario se ha transformado en un evento mediático que explota un cierto nicho de consumidores patrioteros: hay créditos bicentenario, ofertas bicentenario, etc.
4. Pero al menos a los chilenos, por una cosa de mera suerte, le han venido motivos para marcar el famoso bicentenario: el terremoto, la llegada de la derecha al poder, los mineros atrapados, la huelga de hambre mapuche.
5. Acaso a nadie se le ocurrió que el verdadero bicentenario podría celebrarse promulgando, al fin, la verdadera independencia de Chile, aunque sospecho que las interdependencias económicas del capitalismo globalizado hacen imposible esa idea.
6. Otras ideas bicentenario: el fin de la pobreza extrema, el fin de la extinción de las especies, el fin de la infelicidad, el inicio de la hermandad latinoamericana, el inicio de salud y educación de calidad a precios accesibles para el pueblo. Pero claro, esas son solo cosas de “idealistas”, deseos de jóvenes sin conexión con el mundo real.

Por último: 200 años no es nada. Los hicsos sobrevivieron 200 años. Todavía ni llegamos a los niveles de sobrevivencia de los romanos, babilónicos, egipcios o persas. Los chinos para qué decir. Orgullos minúsculos los nuestros.

lunes, 22 de noviembre de 2010

La filantropía

Hace un tiempo leí del tipo multimillonario que regaló todo lo que tenía y que ahora, abandonado y convertido en un indigente, no recibe ayuda de nadie, abandonado por su familia, por sus amigos, en medio del desierto de la primera región. Por supuesto, sigue habiendo pobres en el norte, sigue habiendo hambre en el mundo. De hecho él es un pobre más en el mundo.

Esto me lleva a preguntarme sobre la filantropía, sobre el método tal vez inútil que consiste en darle dinero y comida a un pobre sin enseñarle como conseguirlo. El multimillonario del norte es la demostración evidente que la estrategia no conduce a nada. Conduce solo al aumento de la pobreza. A la disipación de energía en el universo. Al pan para hoy y el hambre para mañana.

Puede que la filantropía no sea mas que una perversión sexual y que la traducción literal del término revele la verdad: el tipo era un bisexual reprimido que amaba por igual a hombres y mujeres y que cuando recibía muestras de afecto por su acción de repartir dinero llegaba a un estado muy semejante a un orgasmo. De hecho, el sujeto no tuvo hijos.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Ricardo Claro, la información perfecta

Hace unos años murió ese sujeto conocido por todos, pero en el fondo no conocido por nadie. De una cosa estoy seguro: lo anterior ocurría porque los observados éramos nosotros. Ricardo Claro era un sujeto que había puesto “micrófonos” a todo Chile. Se trata de una metáfora, pero ya sabemos que en algunos casos era una total realidad. Tener información, y ser capaz de hacer algo útil con ella, es lo que ha llevado a los poderosos a convertirse en eso.

Uno de los datos que sorprenden (o que intentan sorprender) nos habla de su costumbre de quedarse hasta altas horas “informándose” por Internet. Pero yo recuerdo sus conexiones con la CNI y por supuesto, la forma en que obtuvo la cinta del Piñeragate. Luego de eso, parece ser que lo único realmente valioso es: cuando alguien quiere manejarte lo primero que hace es ocultarte información.

Una situación como esa puede ser especialmente complicada cuando se trata de un empresario. De inmediato pueden surgir dudas acerca de su honradez. Por supuesto, hay empresarios honrados, pero a mi juicio los empresarios del nivel de Ricardo Claro (en rigor, son “super-empresarios” o “multi-empresarios”) tienen todos los incentivos para ser deshonestos. Por lo demás, la falta de honestidad pasa a ser una cuestión bien relativa a niveles tan altos. Porque, un medida mínima, como subir los costos en $ 1 a determinado producto del retail, como el azúcar, por ejemplo, genera de inmediato ganancias estratosféricas. Es cosa de multiplicar $ 1 por todos los kilos de azúcar que produce una de las empresas del holding.

Por otro lado, la deshonestidad de la información privilegiada no es considerada como tal por la ciudadanía. De tal manera que a ninguno de los partidarios de Piñera le importó mucho la movida que Piñera le hizo a Claro en el tema Bancard. Es más: a muchos les pareció el hombre más inteligente del mundo.

Muchas veces me pregunto si acaso el incentivo primordial para estas deshonestidades no es más que el listado mundial de millonarios. No me extrañaría nada que muchos millonarios se sienten, en realidad, como deportistas de alto rendimiento que representan al país en las lides de la plata. Y, por supuesto, se sienten unos perfectos patriotas. El fin justifica los medios, dicen. Pero ¿Cuál es el fin? Es como si un deportista recurriera a todas las trampas del mundo para escalar. Por supuesto, en el deporte los métodos son extremadamente regulados. No es el caso del mundillo del dinero. Aunque hace rato que ameritaría.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Estado de Catástrofe permanente

Es sorprendente la cantidad de cosas que salieron a la luz con el movimiento telúrico. De partida, la ignorancia supina de muchas autoridades que, a lo más, diferenciaban Mercalli de Richter. Todo lo demás les parecía nuevo, o lo expresaban a tropezones. Desde Bachelet a Piñera, pasando por el dirigente de la cámara chilena de la construcción y otros prohombres que parece nunca tuvieron un cursito ni mediocre de sismología en la universidad, si es que pasaron por ella.

De todas formas, una de las cosas que a mí me llamó poderosamente la atención fue que haya sido necesaria tanta “ayuda” y que el estado no haya sido capaz de proveerla de manera rápida y eficiente. De nuevo se tuvo que recurrir al “chile ayuda a chile” para juntar 30 mil millones de pesos. Por supuesto, esa cantidad no es más que una infima parte de las fortunas nacionales que, en la semana recién pasada, subieron descomunalmente en el ranking de millonarios mundiales respecto del 2009.

Uno se pregunta, ¿es que acaso el estado no posee un ítem “imprevistos” en su partida presupuestaria?. Está el 2% constitucional para situaciones de catástrofe. Lo peor de todo es que muchos de los damnificados de la pantalla, estaban damnificados mucho antes del terremoto. La imagen de la señora que lloraba frente a una bolsa de arroz es, probablemente, una imagen que ocurre velada todo el tiempo, ocultada por el siempre deseable crecimiento.

Por lo anterior yo planteo el Estado de Catástrofe permanente para los sectores más pobres del país, aquellos que permanentemente tienen que lidiar por una vivienda digna o por una bolsa de arroz. Por aquellos que, enfrentados a las pobres perspectivas de vida, ven las actividades delictivas como única forma de salir adelante. Que el 2% constitucional sea entregado para siempre, porque la catástrofe no fue ahora. La catástrofe es de siempre.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Gestos

Los antiguos conquistadores tenían “licencia para matar”. A nadie molestaban unos muertos de más o de menos. Eran extremadamente crueles para la mentalidad actual. Hoy en día matar una mosca parece un acto criminal. Obama sale por las pantallas matando una mosca y se convierte en noticia. Genghis Khan tendría que haber matado un esclavo en pantalla para expresar dureza.

martes, 26 de octubre de 2010

Seguimos siendo los de siempre

Al final de cuentas, después de tanto invento electrónico japonés, seguimos siendo los mismos de siempre. El invento electrónico japonés solo intenta hacernos escapar de nuestra realidad de siempre. Lo mismo que hacía antiguamente la droga, con la diferencia que antaño no se consumía droga con tanta habitualidad sino más bien en la ritualidad. Una ritualidad que ocurría con habitualidad, bueno es decirlo.

Nos gusta el escapismo, tal vez más que antes. Pero veamos, el humano actual se lo pasa cuatro o más horas frente a la tele, el resto del tiempo se conecta a la radio o se conecta a la internet. Todos ellos no son mas que estimulaciones de diverso tipo, ¿qué tenía de malo la tele en colores que te ofrecían los hongos o la estimulación casi inocente de la hoja de coca o la anestesia cognitiva del opio?

No hemos mejorado, la electrónica nos ha hecho consumidores solitarios. Hemos perdido a los amigos. Seguimos siendo los de siempre, pero sin amigos. Esto es una intriga que se fraguó en las abadías medievales. A Nostradamus le deben haber contado antes que a nadie.

viernes, 22 de octubre de 2010

Los nacimientos bajo el agua

Hay, o hubo, una moda particular respecto de los nacimientos en el agua. Se supone que son buenos: los niños nacidos con este sistema serían mejores personas, porque han venido al mundo de una forma “no traumática”. Eso es una tendencia de nuestra época, la de evitar que los niños vivan experiencias traumáticas para “que no sufran”. Se supone que la existencia de traumas los hace peores personas. Sin embargo, tenemos el ejemplo de las alergias. El aumento de las alergias, está probado, tiene su origen en que los niños ya no juegan (no tienen la oportunidad) con tierra, ni comen bichos ni están en un contacto mínimo con la natura. Entonces, ¿qué tal si los partos en el agua terminan produciendo seres menos adaptados a la sobrevivencia? ¿Qué tal si el trauma del nacimiento es absolutamente necesario para producir un ser íntegro?. Ya se sabe, la naturaleza no deja nada al azar. Si el nacer de golpe, se sopetón, con trauma incluido, fuera dañino para nuestra existencia ¿no creen que la naturaleza lo habría eliminado? Muchas especies poseen este nacimiento. Los peces, obviamente que no. ¿Existirán estudios y/o seguimientos a los niños que han nacido bajo el agua? Una vez escuché a un gringo decir que los niños nacidos en el agua eran “todos unos drogadictos”. Con eso queda la sospecha.

jueves, 14 de octubre de 2010

Testigos privilegiados

Uno es un testigo privilegiado de si mismo. Uno es un testigo privilegiado de su propia época. Puede decir montones de cosas y explicar montones de realidades que le ocurren en el día a día. Eso claramente tiene cosas buenas y útiles, pero hay que estar atento. El que no está atento no puede opinar de la época que le ha tocado. De esta forma la obligación del “hombre informado” es justamente esa: estar atento y “al tanto” de los hechos que ocurran en el mundo.

Un taxista me decía que yo no tenía ningún derecho a opinar sobre el periodo de Allende porque no lo había vivido. Bueno, ese es un argumento un poco falaz, porque desde esa perspectiva no tendría derecho a opinar sobre lo ocurrido durante el imperio romano, ni sobre la edad media, ni sobre las salitreras, porque yo no viví nada de eso y, en rigor, no podría opinar ni siquiera sobre mi propia época porque nadie garantiza que me informe de las reales condiciones de la sociedad actual. Ni de Irak ni de Afganistán, ni de nada.

De todas formas, hay una manera, quizá imperfecta, de mantenerse en el conocimiento del día: leyendo el diario. Y de los diarios hay registros abundantes. Por lo tanto, si me leo los diarios del periodo de Allende bastaría y sobraría para entender lo ocurrido en tan polémico periodo. Sin embargo, es menester espíritu crítico. Es menester un abanico ideológico de lecturas. Por supuesto, algunos historiadores ya han hecho ese proceso por nosotros. Dígaselo a su taxista.

martes, 12 de octubre de 2010

El dinero y la ciudad

Es claro que lo único importante en la ciudad es el dinero. Podríamos decir que las ciudades son solo sitios de intercambio. Una ciudad grande, como Santiago está pensada como un megacentro de intercambios. Es el centro de los intercambios de un país completo, con el mundo y entre si. Las ciudades por lo tanto, poseen validez cuando existe dinero. No se puede andar por la ciudad sin tener dinero y su ausencia ahuyenta también a los habitantes. La gente, cada vez más escasa, que vive en zonas rurales dice que para ir a la ciudad “hay que andar con la moneda”. Por eso se cuidan mucho de ir a la ciudad. La gente en la ruralidad puede sobrevivir perfectamente sin dinero. Recuerdo una visita que hice a Pichasca. La gente decía que para ellos conseguir “una luca” era una cosa prácticamente imposible. Tenían cabras. Comían cabras, se vestían con cuero de cabra, tomaban leche de cabra, hacían queso de cabra y a veces cambiaban algunas de esas cosas por trago o harina para hacer pan. La rutina era salir en las mañanas a pasear las cabras, por los cerros, en terrenos eternos y baldíos. Las cabras sabían muy bien sobrevivir de cualquier ramita que surgía. Algo de agua había. Surgía de manantiales. Hacia allá iban los cabreros.

Acá en la ciudad suele ser lo mismo. Hay manantiales cada tanto, lugares donde aflora otra clase de agua, una muy especial: es el dinero. Cuando fluye dinero de algún lugar de la ciudad, los habitantes se acercan. Van por trabajo o a vender productos. Es lo que ocurre por ejemplo, en las obras de construcción, los que pueden interpretarse como manantiales de dinero: una empresa inmobiliaria desea construir un enorme proyecto de oficinas (30 pisos en un barrio lujoso) y, por supuesto, para lograr el deseo debe llevar fuertes sumas al lugar para lograr que lo constructores hagan su trabajo. Y eso atrae a una cantidad importante de personas, que buscan dinero: comida, DVD’s piratas, mermeladitas caseras, etc. Es curioso que esos manantiales de dinero vengan y hayan sido planificados por otras personas, las que poseen el dinero. Las consecuencias son infinitas.

viernes, 8 de octubre de 2010

La pena de muerte y "el secreto de sus ojos"

LA pena de muerte siempre divide a las audiencias, sobre todo cuando ocurren hechos de sangre. El resto del tiempo, ni pío. Por eso el tema se reflota con los casos de psicópatas que violan y matan niños, por ejemplo. Los de derecha proponen lo de siempre: debe volver la pena de muerte. Los de izquierda dicen lo de siempre: la pena de muerte está abolida y está bien que lo esté porque aplicarla es inhumana.

Pero nadie, o casi nadie, al menos a nivel periodístico, piensa en lo relevante: el castigo. Y la pregunta es, ¿qué es mejor castigo, matar a un sujeto o tenerlo encerrado por toda la eternidad?. Es claro que si el sujeto muere de un balazo o una inyección letal, el sufrimiento se reducirá solo a las pocas horas anteriores a la muerte. Como parte de ese sufrimiento se produce el clásico proceso de espera de los condenados a muerte y que ha sido retratado millón de veces por películas, libros, etc. Me detengo en un cuento relativamente esclarecedor: el Muro del socito Jean Paul (Sartre).

Por otro lado, el condenado a cadena perpetua vive una condena que a mi, en lo personal, me parece mucho peor: permanecer encerrado y privado de libertad por todo lo que queda de vida, con todo lo que ello conlleva. Morir de inmediato acorta el castigo ante la perspectiva del encierro.

La distribución de los opinantes es muy sintomática en este caso: los de derecha casi siempre apoyan la pena de muerte y los de izquierda casi nunca. ¿Por qué se da este fenómeno?. Yo creo que la explicación se halla en el concepto de infierno. Al derechista la pena de muerte le parece un castigo mucho peor, porque en el fondo de su mente desea que el condenado sufra de inmediato el infierno del más allá. La izquierda, en cambio, hace rato que ha dejado de creer en la existencia del infierno, por lo que la muerte le sabe a escapatoria. El izquierdista “humano” quiere ver al criminal castigado acá.

Un caso extremo de un hombre que no cree en la pena de muerte y que quiere ver el castigo ejecutado acá en la tierra es el que muestra la película “El secreto de sus ojos”. Lleva al imaginario una opción de justicia por las propias manos. Por supuesto, esa clase de justicia es mucho más complicada y cara de ejecutar. El que se quiere satisfacer de un agresor mediante la pena de muerte, sin duda la tiene mucho más fácil.

viernes, 1 de octubre de 2010

Genghis Khan

Qué hace a un hombre desear la conquista del mundo? ¿Qué hace que un hombre con un deseo como ese tenga éxito en la misión? Deben tenerse en cuenta algunos factores históricos respecto del personaje en cuestión. Uno: se trata de hombres de la edad del hierro. Con suficientes recursos para alimentar un ejercito numeroso. Y con un líder que no es cuestionado en sus decisiones, porque va camino a la divinización.

No es el único aspecto al que echar ojo. Debemos considerar, como cosa importante, que el sujeto tenía una gran suerte que lo acompañaba durante su vida. Además era bastante temerario. Y esa es suerte. Salir bien parado cuando se es temerario no lo logra cualquiera.

La historia de genghis, además, da algunas pautas a la vida de cualquier hombre de hoy: plantearse un objetivo y llegar a cumplirlo. Es parte de la promesa el cumplimiento del objetivo. Lo que se nota en estos sujetos actuales es una incapacidad total para cumplir lo que se promete. El chileno es muy bueno para comprometerse y eso es pésimo. ¿Acaso los que hacen eso son menos hombres? Estoy seguro que si.

Ver la perspectiva completa de la vida de Genghis, con su casi meteórica carrera de éxitos le hace a uno creer en la vida. Uno llega a pensar que puede, modestamente, y con los tiempos que corren, seguir esa sucesión de éxitos y sacar adelante el clan, engrandeciéndolo con el ejército más grande que se halla visto.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Algunas notas sobre la huelga mapuche

Estas son algunas notas sueltas acerca del tema mapuche, sin pretender ser exhaustivo y sin pretender hacer alarde de información (en realidad no poseo demasiada):

1. Si nos invadieran los argentinos o los gringos, de seguro armaríamos una guerrilla. También es seguro que esa guerrilla sería proscrita. Es muy probable que tomaran presos a algunos dirigentes de la guerrilla “chilenista” y, después de eso, procesaran a estos guerrilleros por la justicia militar. Por supuesto un chileno promedio, consultado sobre este hipotético conflicto futuro, hallarían que es de lo mejor unirse a esa hipotética guerrilla, pero no están dispuestos a usar el mismo criterio con los mapuches.

2. Por supuesto, la guerrilla mapuche es puro simbolismo. Otros en su caso, con contactos con FARC, etarras y demás, ya estarían empuñando una UZI. ¿Y cual fue el armamento más recurrido? Piedras, varillas de coligue y boleadoras. A mi juicio, no se trata más que de una guerrilla ritual, que recuerda los antiguos enfrentamientos con españoles, pero en modo alguno lo actualiza a la guerrilla moderna. Si la cosa sigue, no me extrañaría la aparición de uno que otro cabeza caliente. Y ya tendríamos nuestro propio Sendero Luminoso.

3. Por supuesto, soy un absoluto partidario de la autonomía mapuche, lo que implica, en particular, que los propios mapuche administren su sistema educativo. Podría irse por etapas, en particular, la existencia de una selección de futbol con validez ante la FIFA. Una medida light, me dirán, pero de un fuerte simbolismo. Y sin duda con una utilidad perdurable. Otros pueblos sudamericanos podrían desear, como un primer paso, esta independencia futbolística. Debo recordar acá que Gales y Escocia optaron por un camino parecido.

4. Por estos días he escuchado la siguiente opinión idiota. “si se aceptan las peticiones a los mapuches, va a ser super fácil… cualquiera que necesite algo, se va a poner a hacer una huelga de hambre”. El que dice eso, por supuesto, no tiene idea lo difícil que es sostener una huelga de hambre. Yo, en lo personal, he sido capaz de aguantarme dos días sin comer, lo que comparado con lo que están haciendo los mapuches es una cagada. Cualquiera frívolo de mierda que intentara una huelga de hambre, no va a pasar de esos mismos dos días. A no ser que su causa sea justa. El hambre de justicia puede sostener perfectamente el cuerpo hasta lo indecible.

5. Otra opinión que escuché fue “si tu no eres mapuche”, me dijeron, “porqué tendrías que apoyarlos”. Con esa lógica yo no podría apoyar la defensa de la Amazonía: ni siquiera la conozco. No podría apoyar la defensa de los animales: no soy perro. No podría desear la desaparición del hambre en el mundo, porque no sufro de hambre. Por lo tanto: la opinión es de un egoísmo medio ignorantón. Conmoverse por el dolor de los demás es una actitud humana y, como decían los budistas, altamente recomendable.
6. Eso por ahora.

martes, 28 de septiembre de 2010

El expansionismo y el nobel de Obama

No creo que muchas personas sean capaces de soportar un gobierno de corte islámico. Sería imposible para la mayor parte de los habitantes de Chile. De todas formas, el islam es una religión de la expansión. Es una religión que expresamente le señala a sus fieles mecanismos violentos para “llevar la verdad al mundo”. Ustedes me dirán, te equivocas porque se trata de una religión de amor. De todas formas, tenemos evidentes pruebas de castigos muy violentos cuyo sustento ideológico viene dado por el Islam. Como ejemplo: ley que extirpa el clítoris a las mujeres para eliminarles ese órgano de placer. Es más: una enorme variedad de represiones a los placeres del cuerpo (para las mujeres, evidentemente) son vistas en la vida diaria de los países islámicos. Cuando nos dicen “no te preocupes de Afganistán, al final, terminarán por tranquilizarse”, se trata de un supuesto más que utópico. En Afganistán los fundamentalistas no quedarán tranquilos hasta que se queden con el poder del país. Dejar solo a Afganistán es dejar al país expuesto a la guerra civil. Por lo tanto, no veo como opción agradable la expansión del pensamiento musulmán por el mundo.

Por supuesto, los gringos se han arrogado el derecho a ser la policía del mundo. Han salido al mundo a defender supuestos ideales de libertad y democracia que pueden sonar muy loables, pero esconden otros oscuros intereses. La única forma de despejar la situación en ese caso es la creación de una efectiva fuerza multinacional encargada de la garantización de ciertos servicios básicos. Una fuerza que incluya, además, elementos orientales. Por supuesto, es más fácil decirlo que hacerlo. ¿Cuáles son los primeros problemas que surgen en ese contexto? El primero de ellos, es el sustento ideológico de una orgánica como esa, dado que debe garantizar un cierto mínimo al funcionamiento de una nación. ¿En qué debe basarse para no herir las susceptibilidades de Chinos, hindúes, japoneses, rusos, árabes, persas, etc? Y que además incluya las diversas susceptibilidades de Europeos, gringos, latinos y africanos. Complicado. Si no me equivoco se trata de uno de los problemas fundamentales de la filosofía. Es, ni más ni menos, la piedra filosofal. Lo único claro: Obama no debió aceptar el nobel de la paz. Si Sartre fue capaz de rechazarlo, Obama debió seguir ese mismo ejemplo de honestidad y, sobre todo, de paz.

martes, 7 de septiembre de 2010

La entropía del texto

Muchas veces recurro al pobre artilugio de hablar de mí mismo cuando no tengo ideas en el cerebro. Cuando no tengo nada que decir, recurro a las sensaciones que me vienen en el día a día. Eso puede ser un ocio tipo twiter. Los twiteros dicen “algo” para que los “sigan”. Esa maldita obsesión por tener seguidores. Los antiguos conquistadores del mundo (Genghis, Nabucodonodor) tenían la misma ambición. Lograrlo les costaba sangre. Ahora solo 140 caracteres.

Alguna vez yo imaginaba qué pasaría si todos escribieran, pero nadie leyera. Y terminé señalando al gruñido como forma de expresión literaria final. Esa predicción ya se ha hecho cierta. El gruñido ocurre. Los mensajes de texto, los chat, los twiter, los facebook. Ocios para gente ociosa. Eso explica una parte del consumo energético, consumo que tendrá que ser suministrado con centrales en la Patagonia.

Es gente que termina llenando sus días de entropía. Ahora bien, en esto que hago ahora, estoy como en la misma. Hago entropía dentro del texto. La entropía del texto hace que las palabras y las sílabas vayan prontamente al estado más probable. Lamentablemente el estado más probable en estos tiempos es la mediocridad pura y simple.

Nietzche hablaba de la importancia de la combinación “lectura-escritura”. ¿Qué haría en estos tiempos? De todas formas no es difícil imaginarlo dedicado al Twiter. El aforismo era su fuerte.

martes, 24 de agosto de 2010

La brutalidad hoy

Por lo general la gente habla de la brutalidad como una de las graves lacras que existen aún en nuestra sociedad. De todas formas, creo que la historia demuestra que antes fue peor. Si uno realiza lecturas someras de Foucault, (Vigilar y castigar) se da cuenta que los métodos de castigo han evolucionado desde una desgarradora maldad, en términos carcelarios, a los actuales sistemas en que se extrae al ser humano dañino (porque representa un peligro para la sociedad) y se le recluye en recintos de costosa mantención. Se entiende que la libre circulación de esa clase de sujetos podría causar daño a la sociedad de la que forman parte.

La brutalidad en la antigüedad superaba con creces la existente en la actualidad. Antiguas naciones, como los escitas, los asirios, los espartanos y los hunos han sido célebres por su capacidad de exterminio. Los aztecas y mayas, otro tanto. Estos últimos dos pueblos poseían un gusto especial por la sangre, entendida no como brutalidad sino como una cuestión de expresión religiosa. Actualmente no existen rituales de sangre en los que se extraiga el corazón de la victima ante miles de espectadores. Matar es ahora una actividad desconocida para la mayor parte de los habitantes de las ciudades, que son, al menos en Chile, el 80% de la población. Actualmente los habitantes de las ciudades son capaces de matar insectos, pero ignoran todo acerca de matar mamíferos. Eso no hace falta: un sistema ejecuta la muerte para alimentarnos. La pena de muerte en humanos ha sido eliminada en muchos países y el objetivo de las guerras es minimizar las muertes de soldados, no exponerlos y reducir a cero las victimas civiles. Por supuesto esto no funciona siempre, pero campañas como la de Afganistán, donde se toma una capital en pocos días, con pocos soldados y con relativamente pocos muertos serían impensadas antiguamente. Solo pensemos la cantidad de muertos que hubo en la tercera guerra púnica o en una de las campañas de Alejandro magno, o las muertes civiles, violaciones y torturas ocurridas durante la segunda guerra mundial.

Otro de los elementos que se debe tener en cuenta en la actualidad es la relativamente baja cantidad de prisioneros. USA tiene algunos en Guantánamo. En otras guerras regionales, como la de los tigres tamiles en Sri Lanka hay mayor número de ellos, pero ¿cuántos prisioneros de guerra, reducidos posteriormente a la esclavitud, llegó a tener el imperio romano? Sobre 300 mil en los tiempos de Espartaco. Un enorme número de personas que habían sido trasladadas forzosamente desde sus lugares de origen hasta las villas de los nobles romanos. Una cosa parecida hacían los chinos, los mongoles o los mayas, por esa época. Actualmente se estila la “autoesclavitud”: no viene el imperio a hacer traslados masivos. Son los mismos “esclavos” los que pagan su pasaje y se movilizan con esfuerzo hasta las villas de los nobles Europeos o Norteamericanos. El último de estos traslados masivos que yo recuerdo es el realizado por Stalin a las tribus Kalmikiyas o los traslados masivos del Khamer Rouge en Cambodia.

Sin embargo, la brutalidad aún existe y la pregunta lógica es el motivo de su aparición. Se trata de una pregunta de una amplitud pasmosa y de una complejidad inalcanzable. Sin embargo, puedo recordar un hecho o, más bien, una película que se transforma en un ejemplo explicativo de surgimiento de la brutalidad. Me refiero a la película Ciudad de Dios. En ella se muestra como se genera una guerra de pandillas en una favela brasileña y como se cumple la vieja premisa: la violencia genera más violencia. Si esto, además, se da en un contexto de escasez y con abundante consumo de drogas, el resultado final es una guerra indescriptible, donde los participantes dejan de tenerle miedo a la muerte. La venganza es corriente, la insensibilidad y la creencia de que el otro ya no es parte de la humanidad. Al estar frente a un “no humano” se vuelve mucho más fácil matar o torturar.

Hay otros dos factores que se deben incorporar en la ecuación. Uno de ellos tiene que ver con las drogas y el otro tiene que ver con el sexo. Ambos han sido muy influyentes en el desarrollo de determinadas guerras. El uso de estimulantes durante la guerra ha sido una cuestión que se ha dado de muy antiguo. De esa forma tenemos la marihuana dentro de los ejércitos mexicanos, el opio y el láudano dentro de la guerra civil norteamericana, la pólvora mezclada con aguardiente en la guerra del pacífico, el vodka entre los cosakos, etc. Muchas culturas incluyen, dentro de la preparación de la guerra, la ingestión de sustancias que permiten el triunfo o soportar de mejor forma los dolores de la guerra. Por supuesto, el uso de determinadas drogas ha tenido, a su vez, efectos nocivos dentro del trato a los enemigos.

El otro elemento, el sexo, es también un factor de suma importancia. Muchas guerras se iniciaron con el objeto de conseguir mujeres. Así fue, según la tradición, el inicio de la guerra de troya: el rapto de Helena. Lo que configura al rapto como un motivo realista para iniciar guerras, al menos en los tiempos antiguos. Podemos recordar también las costumbres de los indios chiquillanes que durante la colonia bajaban de la cordillera para raptar mujeres y llevarlas a las montañas. Lo mismo hacían los cheyennes. Ese fue también el motivo de la muerte del padre de genghis khan.

Vuelvo a la película ciudad de dios: el sexo y las drogas son determinantes en el inicio de la guerra mostrada. Sin embargo, parece que las guerras validadas como tales, guerras entre países, escasamente tienen origen en cuestiones sexuales. Siempre son cuestiones económicas.

Por ultimo, un importante elemento que ha venido a disminuir la brutalidad en las guerras oficiales es el uso cada vez más extendido de la imagen. Todas las guerras oficiales se han vuelto mediáticas. Y el público censura fuertemente ciertas prácticas. Al menos, siempre existirá una capa de la población que realizará una protesta o una crítica.

Pero, por supuesto, una cosa muy diferente son las guerras no validadas por los entes internacionales, guerras en las que participan elementos con escaso valor moral: traficantes contra el estado, talibanes islámicos contra la “democracia” afgana, separatistas Cachemires, narcos mexicanos, etc. Parece ser, después de todo, que la guerra se ha transformado en una herramienta incómoda y que muy pocos están dispuestos a asumir.

viernes, 20 de agosto de 2010

Lo definitivo

Siempre el arte nos viene con un bluff: nos quiere hacer creer que determinada obra es “definitiva”. Caer en la categorización de lo definitivo es una tentación muy común del arte y parece que está en la constitución de su lógica. Montones de veces se ha oído decir: tal propuesta es la cumbre. Es decir, luego ya no viene nada más, o todo lo posterior es un intento de llegar a los talones. Pero los artistas posteriores persisten en el intento. Y alcanzan una nueva cumbre y así. La verdad, no hay ninguna cumbre. Hay un grupo de fans engrupidos que poseen un escaso sentido de pertenencia y desean satisfacerlo siguiendo “algo”. Algo que les haga sentir, aunque sea por un rato, que han llegado a la verdad. Cuando un ajeno los cuestiona, empiezan los problemas para el cuestionador. Podrían, incluso, llegar a golpearlo. Lo digo por experiencia propia: los engrupidos en las sectas artísticas son sujetos peligrosos.

Pero en fin, en montones de oportunidades pasa que la gente llega a creer en “lo definitivo”. Llega a creer que determinada manifestación del arte es ya el límite de lo alcanzable. Bueno, pues, se trata del mismo error que cometió Fukuyama. El creyó que la historia humana había llegado a su fin y que, de ahora en adelante el progreso sería siempre hacia la felicidad. El libremercado se erguía como el sustento ideológico de “lo definitivo”.

En el arte, los gestores tratan de convencer al publico de “lo definitivo”. Es un buen negocio lograrlo. Los buenos negocios se cuidan. Sin embargo, la historia sigue. Todos los días aparecen nuevas “novedades”. Antiguamente jubilar a un artista, digamos un músico, equivalía a dejar que un cassette se empolvara. Ahora no es necesario jubilar a nadie de manera tan radical: se puede acumular sin molestia como un mp3 en el disco duro. Con los enormes listados de música, lo definitivo pierde sustancia, y nos terminamos por reír de nuestras antiguas firmezas. El eclecticismo es la única alternativa. Lo mismo ocurre para el resto de las artes, el archivo digital permite acumular imágenes, fotografías, películas, etc. Por supuesto, se trata de una infinita “posibilidad” técnica. Porque de todas formas el sentido de pertenencia aun no es digitalizable y, por lo mismo, persisten los fans engrupidos que proponen lo definitivo hasta que su tribu se les disuelve.

martes, 17 de agosto de 2010

Just a perfect day

Existe una canción de Lou Red que se llama justo como empieza esta crónica. Sin intentar un análisis de la canción completa, quiero detenerme en el título. Traducido es “Solo un día perfecto”, donde “solo” significa “solamente”. “Es solamente un día perfecto”. Los días perfectos no son lo que se llama abundantes. Y en general los seres humanos los buscan y lo celebran con alegría. Pero el titulo de la canción es paradójico. Suena a rutina de los días perfectos. Es todo tan perfecto que un día perfecto adicional no sorprende a nadie. Uno pudiese tener un pensamiento anti-imperialista y decir “en la Europa socialdemócrata los días perfectos son muy corrientes”. ¿Cómo conseguir días perfectos? Son aquellos en que no se pasa hambre, no se pasa frío, no se tiene pena, etc. Una forma es lograrlo mediante sustancias opiáceas: la insatisfacción de las necesidades (apremiantes y reales), no se siente porque la droga te hace creer que todo es perfecto. Así es como lo logran los personajes de Trainspotting. Otra forma es “esforzándose mucho” para que después de “mucho tiempo” se tengan días en que todas las necesidades se hallen cubiertas. También se requiere la solución de las otras necesidades, las más sociales, estar alegre, con amigos, etc. Como se ve, lograr días perfectos es casi imposible. Sin embargo, al autor del tema se le hacen usuales los días perfectos. Más aún el tono de la canción es de una tristeza insoportable. Esa es otra variante paradójica. Los días perfectos son habituales, pero tristes. Por eso concluyo: gran verso, gran título, gran concepto, si te deja con tal impresión de paradojas.

jueves, 12 de agosto de 2010

El olvido

Si contabilizáramos todas las ideas que todos los hombres tuvieron desde el principio de los tiempos y que no fueron anotadas ni comunicadas, de tal forma que ahora se encuentran olvidadas ¿cuántas serían? Ahora bien, si filtráramos solo aquellas que pueden calificarse de “buenas” según determinado criterio ¿cuántas serían?

Son preguntas convenientes. ¿Será una buena idea hacer la pregunta? Por lo menos no es una idea echada al olvido: la acabo de anotar.

Debemos consignar, por último, que la historia ya realizó su filtro: lo que ha quedado en los libros que se han escrito y que ha sobrevivido hasta nuestros días, esas son la ideas que “la historia” definió que perdurarían. Es un criterio como cualquier otro.

martes, 10 de agosto de 2010

En viaje a la definicón del "arte"

El arte es algo completamente indefinible, si es que uno busca una definición simple y sintética dada por el diccionario de la RAE. El arte, su definición, depende demasiado de la opinión del grupete de seguidores. Cada artista tiene su frase célebre para señalar algún aspecto de lo que considera “es” el arte. Pero las diversas facciones que se “oponen” al artista de la frase terminan con las ansias de absoluto.

Pero el arte es también, el disfrute estético. Esto es como hablar desde el punto de vista del “fruidor”, como diría Eco. Y sin embargo, muchas obras no buscan la estética sino la provocación del “fruidor”. Como decir: la imaginación al poder. En este caso sería: la provocación al poder. Y el poder, en el caso del arte, es la galería (no me refiero a la galucha), los que están en contacto con los millones museológicos. Por supuesto, la provocación llegó al poder del arte hace mucho. Sino, fíjense en ese Damien Hirst. Billonarísimo.

De todas formas, Hirst insiste en que su provocación es “casi” vacía. Hirst afirma en varias entrevistas que él “detectó” que esa clase de arte era bien recibido por los que tenían el dinero. Ergo, persistió en esa línea por motivos económicos. La actitud repugnaría al politburó del realismo socialista soviético. Curiosamente, son los rusos los mayores compradores del arte provocativo de Damien Hirst.

lunes, 2 de agosto de 2010

Las celebraciones chilenas

Ocurre con alguna frecuencia (no demasiada) que Chile llega a instancias celebratorias. El Santiaguino, en particular, cuando quiere celebrar acude en masa a plaza Italia. ¿Por qué se va a plaza Italia, además de existir el ancestral “prestigio del centro” como diría Eliade?. No lo sé. Pero la pregunta que me surge en el último tiempo señala que las celebraciones actuales del chileno son más violentas que antaño. ¿Antaño cuando? Algunos opinan que la culpa es de la concertación, de la “blandura” de sus métodos. Claro, los que opinan así, lo más seguro es que no hayan asistido a ninguna celebración de ningún tipo y su fuente de información no sea más que la tele.

Supongamos que la culpa la tiene la educación concertacionista, que no ha sido capaz de enrielar a la juventud en la adecuada moral y en las buenas costumbres. Es cierto: los profesores ya no golpean a los alumnos. Sin embargo, recuerdo celebraciones escolares (de cuando yo era escolar) que terminaban en lo mismo. Eran celebraciones por los equis años del liceo y que implicaban destrozos, vandalismo y violencia entre grupos rivales del colegio. Nada de eso tuvo prensa en su época. Pero sé que ocurrió: yo estuve presente.

Otro ejemplo: los mechoneos (que en alguna medida son celebraciones), eran más violentas antes. Recuerdo casos de quemados con ácido en la época en que yo era mechón, año 93. Ninguno de esos mechones había recibido educación concertacionista “mano blanda”. Todos habían vivido con creces la mano dura de la dictadura, yo en particular, con patrullas, allanamientos y milicos con la cara pintada. Cualquier acto implicaba un viajecito en tanqueta.

Yo estuve presente además en la celebración por la muerte de Pinochet y tengo bastante material grafico. He estado en celebraciones del primero de mayo y en la celebraciones de la U campeón, del colo campeón, etc. La lógica es siempre la misma. Llegan las columnas, se instalan todas apiñadas en plaza Italia, los pacos cortan el tránsito por un rato y de pronto, casi de la nada, salta una chispa. Dado el ambiente de adrenalina que se da en esos actos, la más mínima de las chispas prende como si fuera combustible. De pronto son miles de exaltados que lanzan piedras contra los pacos (lejos, el primer blanco) y luego las emprenden con el mobiliario público, la señalética o el comercio. Esa clase de lógica de masas, dirán los teóricos del mamoneo, es producto de nuestro atraso como cultura y como pueblo. Tal afirmación es idiota por lo desinformada: basta un poco de zaping por las noticias de mundo para darse cuenta que todos los humanos de todos los países (sobre todo los europeos, tan cultos, refinados y elegantes) se comportan igual. No son más que los efectos del cóctel testosterona-adrenalina. Incluso he visto bien pensantes transformados en auténticos energúmenos cuando son invitados a esas manifestaciones. Luego, claro, niegan todo.

La otra vez oí decir que esa clase de celebraciones no se daban durante Pinochet. Habría que ser más honestos con las estadísticas: no hay datos para promediar porque durante Pinochet no había éxitos deportivos.

De todas maneras, no cabe duda que se trata de una interesante pregunta que demoraría meses de trabajo en llegar a término. Básicamente se trata de tener los datos y establecer las causas. Pero no he llegado a tanto. ¿Cómo habrán sido las celebraciones de cuando Martín Vargas era un ídolo?

martes, 27 de julio de 2010

Los registros y nuestra evolución

No se si lo había comentado ya, pero los nuevos medios a los que están teniendo acceso los humanos han hecho cambios sustanciales a determinados modos de recordar. Uno de los ejemplos más notables que me vienen (paradojalmente) a la memoria es el de las cámaras fotográficas digitales. Al alcance de todos y de bajo costo, no pueden sino incitarnos a un obsesivo registro de nuestras vivencias. De tal modo que cuando se vuelve atrás, en una de esas inmensas memorias informásticas (2 gigas, con imágenes de altísima resolución), cuando se vuelve atrás digo, a gran velocidad, lo que se consigue es la visión de nuestro pasado. Y la visión de ese pasado nos hace sorprendernos, nos hace llevar la conciencia, de manera casi perfecta, a cosas que ya estaban olvidadas. ¿Hasta qué punto ese ejercicio es útil? ¿O es simplemente un daño más que le hacemos al organismo? ¿o es un paso más hacia la evolución, lo que nos conduce de manera inminente al estatus de superhombres, superhombres de la imagen eso si?

Pregunta que solo dejo anotadas, para recordarlas más tarde, en algún momento, cuando tenga tiempo. De todas formas cuando haga esa revisión (no del tipo de “cámara fotográfica”, por supuesto) tendré una vuelta al pasado.

lunes, 17 de mayo de 2010

Ficción o no ficción

Estuve mirando el listado de obras más vendidas según diario La Tercera. En ese listado aparecen, curiosamente, tres poetas, y más encima, chilenos. Se trata de antologías de Pablo Neruda, Gabriela Mistral y Nicanor Parra. Ya saben como son esos listados. Ponen los libros más vendidos dos categorías: ficción y no ficción. Y adivinen en qué categoría clasificaron estas tres antologías de poesía. Adivinaron: en ficción. ¿Habráse visto huasada semejante?, pero claro, en no-ficción tampoco quedaba “tan” bien. Por lo tanto, la única solución que puede proporcionar esos señores editores de suplementos culturales es agregar una tercera categoría. Pero no llegarán nunca a tanta audacia intelectual. Viven apretados del cogote por los dueños del diario.

lunes, 12 de abril de 2010

La desaparición de los minoicos

Yo imagino que para el minoico promedio, la existencia de un terremoto con posterior tsunami debe haber sido una gran tragedia. Uno ve ahora, en la modernidad de los tiempos modernos, todos los problemas que el “terremoto –tsunami” produjo en Chile. Y eso que Chile es un monstruo comparado con la cultura minoica, cultura que quizá no fue más que un grupete de villorrios orgullosos de sus construcciones en piedra. Pero esas construcciones no poseían normas antisísmicas.

Pero hubo otra cosa que nos enseñó el terremoto-maremoto de Chile: los terremotiados se transforman, al perderlo todo (el agua, los granos, los animales domésticos y los víveres), en saqueadores. Las crónicas egipcias y hebreas hablan con preocupación de estos saqueadores y les llamaban “pueblos del mar”. Estos pueblos del mar han sido misteriosos y sin una identificación clara, pero mi opinión es que se trata de minoicos desesperados que recurrieron a la piratería como método temporal de sobrevivencia y, posteriormente, se volvieron mercenarios a tiempo completo de otros imperios. A los arqueólogos les ronda la idea hace tiempo.

viernes, 26 de marzo de 2010

La Lentitud

No tengo claridad respecto de los beneficios de la lentitud. Pero es probable que la lentitud ayude a hacer las cosas más minuciosas y pensadas. Ahora, la pregunta (si es que lo anterior es correcto) pasa a ser la pregunta por los beneficios de hacer cosas más minuciosas y pausadas. Las cosas minuciosas y pausadas se supone deben contener menos errores. Sin embargo, su amplitud es reducida. Pocos lugares pueden ser alcanzados por ese orden minucioso. Por lo tanto, el orden minucioso es difícil de alcanzar: es lento. La pregunta que uno puede hacerse es ¿puede el orden minucioso volverse una cosa que llegue a todos? La primera respuesta es: algún día llegará a todos. Pero se demorará. ¿Puede apurarse el proceso lento para que deje de ser lento? La respuesta, con la tecnología actual, es que si. Siempre y cuando consideremos una minuciosidad a ojo desnudo. Porque si llega a ocurrir que la minuciosidad es evaluada por máquinas, el proceso podría volver a su lentitud original. Minuciosidades de orden atómico requieren tecnologías más costosas para su ejecución. El precio, entonces, se vuelve una variable relevante o, lo que es lo mismo, la energía requerida se vuelve una variable importante. Las actividades más lentas requieren mayor consumo de energía y por eso se las reserva para cosas “especiales”. Las cosas especiales tienen que ver con sanidad extrema o con fragilidad de la materia trabajada, como puede ser el acto de restauración o los peligros involucrados en la radiación nuclear. En todos los casos debe evaluarse cual es el nivel mínimo requerido, el “umbral”. Por lo tanto, la lentitud no es para cualquiera. Es para unos pocos elegidos.

jueves, 7 de enero de 2010

La oralidad, algunas ideas al respecto

Algunos pueden pensar, o quieren pensar, que entre lo oral y lo escritural existe una tensión no resuelta, o mal resuelta, que, al final, no sería más que la prueba de la superioridad de una por sobre la otra. Pero la visión dialéctica simplifica demasiado las cosas. Me da la impresión que todo es más complejo, muchísimo mas complejo, que un mero enfrentamiento entre las partes.

En los tiempos más antiguos, cuando el hombre no tenía forma de transmitir de manera escrita sus historias, lo hacía contándolo de generación en generación. Mediante el habla pura y simple. Y de esa manera las historias se “registraban”, porque la gente las escuchaba y las recordaba. Vargas Llosa cuenta en su novela “El hablador” que en la selva existe un personaje dentro de la tribu que “cuenta historias” a los otros grupos, yendo de aldea en aldea. Cada una de las aldeas espera con ansia la llegada de este contador de historias. Le regalan comida, lo alojan, lo tratan como si se tratara de un grande hombre. Este contador de historias se vuelve la memoria de la tribu. Lo mismo podemos decir de los “bardos” y los juglares medievales, que gracias a su memoria oral lograron hacer perdurar el cantar del Mio Cid o la Canción de Roland. No hay que olvidar que Odin (o Wotan), dios tutelar del panteón germánico, era un dios poeta y que, por lo tanto, era también la memoria de la tribu. Pensemos también en alguien como Homero. Un tipo (que ni siquiera se sabe si tuvo existencia real) cuyo oficio fue armar las historias y armarlas “cantadas” antes que escritas. Los poemas homéricos eran aprendidos por todos los griegos. Otros importantes ejemplos de literatura que fue primero oral antes que escrita, son los mismos mitos griegos. Más aun, los mitos de todas las culturas. Dentro de esta familia está uno de mucha importancia para nuestra cultura: la Biblia. Pura literatura oral, transformada al papel por los rabinos luego que volvieron del exilio en Babilonia.

De lo que estamos hablando es de pre-historia, en el sentido usual que se da al término: se da inicio a la historia con la invención de la escritura. Uno puede decir, casi con ingenuidad, pero también con optimismo, que la mejor manera de acercarse a la prehistoria, ese territorio enigmático del que los novelistas, cineastas y paleontólogos tratan de decir algo pero no pueden, es a través de las literaturas orales del mundo. Paradojalmente, muchos mitos ya han sido transformados en papel.

La expresión “prehistoria” parece referirse a un pasado lejano, pero no cabe duda que todavía existen pre-históricos. Lo curioso es que en estos tiempos no existe una única forma de hacer “historia”. Escribir historias en una hoja de papel no asegura nada. Desde el punto de vista de la definición académica de historia, estamos claros que “fijación en el papel” asegura ajustarse a la definición. Pero se trata de un ajuste platónico. En algún registro del “mundo de las ideas”, se guarda ese “texto escrito” que una niña con pena escribe acerca de su primer aborto, etc. Pero ese registro “histórico” estará tan hundido en el olvido del cajón del velador que es como si la historia de la niña fuera más bien pre-histórica, dado que ella se puso a contar lo que le pasaba a cada una de sus amigas y así la historia (casi como decir “el canto” de la bardo-niña que se lamenta de su destino) se expande hasta llegar a todos los que quisieron saber. Es decir, la oralidad puede transformarse en un mecanismo más poderoso de transmisión. A un nivel solo un poco superior se halla la poesía oral que se lee ante el público, ante la gente, en cafés o barsuchos de mala muerte. Que esos poetas hallan escrito de manera más o menos ingeniosa no asegura nada. No asegura ser historia.

Sin duda el nivel más alto es el que proporciona, además, algún grado de ruido mediático. Dentro de estos se hallan los escritores de best seller, por ejemplo. Sus historias pasan a formar parte rápidamente de la historia. Sin embargo, hay detalles en esto: dado que hablamos de un best seller, un libro de consumo rápido, diseñado para ser olvidado con rapidez (de lo contrario puede que al lector le dé la tentación de no leer nunca más ya que encontró “el libro verdadero” situación peligrosa para el mercado) hace que la historia tenga nuevamente esos componentes pre-históricos: libro abandonado en el sótano, libro que se vende ante la menor urgencia, libro que termina vendido a precios ridículos en las secciones de saldos.

Por eso la apuesta de todo escritor que se precie es hacer historia y pre-historia y en ambos dejar una huella perenne. Las grandes editoriales, conociendo esto, llevan a sus autores a dar charlas y conferencias. De esa manera cubren todos los caminos posibles.