lunes, 13 de abril de 2009

Dos libros de Mircea Eliade

Uno de los autores que más leí en una época fue Eliade. No es fácil hablar de Eliade. Por muchos motivos. Por un lado está la complejidad de su obra. Por otro lado, su postura política afín a la derecha. Demasiadas divinidades; quizá le llevó a pensar que la jerarquización era lo mejor para una sociedad como la nuestra. De los libros que leí, me detengo especialmente en “Herreros y Alquimistas”, lejos el mejor de sus libros. Lo leí montones de veces tratando de comprender mejor y aprenderme la infinidad de datos que allí aparecen. Pero puedo decir que fue casi imposible. Es un libro demasiado basto para las casi 200 páginas que posee. Su interés traspasa las humanidades, adentrándose en cuestiones que cualquier técnico debía de conocer. Como su título lo indica, trata de herreros y alquimistas. Algunos capítulos están dedicados a los herreros y otro capitulo a los alquimistas.

Dentro de los herreros se incluye a personajes humanos ( y antiguos) interesantes, como el minero. Aquel que extraía “el material” de la tierra. Otro personaje: el constructor de espadas. Eliade divide las culturas (para una época de la historia) entre aquellas que conocen el hierro y aquellas que no. Las culturas del hierro eran tachadas de “perversas” por sus vecinos. Al leer esa historia, de pronto se recuerda de las historias de la Biblia. Al repasar el génesis se comprueba que el pueblo hebreo fue sucesivamente desconocedor del hierro (tachando de perversos a sus vecinos que si lo conocían), hasta conocedor del hierro, momento en que el dios de Israel se transforma en un dios castigador y guerrero.

Recuerdo que el libro comienza con una interesante historia: un árabe avanza por el desierto montado en su camello. En el cielo ve pasar un meteorito y lo sigue. Cuando lo encuentra, el meteorito aún está blando. Extrae un trozo de él (muchos meteoritos son “sideritos”, es decir a base de hierro) y con ese material se construye una espada. El hombre se transformó en un famoso guerrero. Eliade concluye la historia explicando que el hombre primitivo creía que el cielo era de piedra, puesto que, efectivamente, del cielo caen piedras.

Otro de sus libros, y creo que el más ambicioso, es el “Tratado de historia de las religiones”. Un libro que puede elevarse a la categoría de infinito. Es interesante como Eliade divide su tratado de historia de las religiones. Lo divide por ciertos elementos de la cultura de los pueblos primitivos que poseen un carácter altamente simbólico. No solo para el hombre primitivo. El sol, la luna, las piedras, la muerte, el cielo. Todos elementos de un poder de significación bastante alto. La elección, en lo fino, puede ser discutible. En ese estudio, echo de menos un tratamiento más profundo del color rojo y la sangre, en particular, de tal forma que no estudia con detalle la religiosidad maya. Aborda la sexualidad cuando la relaciona con la fertilidad, pero no con la muerte, de tal forma que deja fuera la cultura Moche. Pero se trata de un libro del año 40. Hasta hace muy poco se pensaba que los mayas eran “más sanos que el yogurt” en circunstancias que eran tan sanguinarios como los aztecas. La cultura moche también ha sido comprendida en fecha reciente. Pero sin duda era un libro que andaba en la dirección correcta.

De todas maneras, el enfoque que introduce Eliade es que, al ser la religión un tema tan transversal, engloba a todos los pueblos de la tierra. Por lo tanto analiza, de manera “comparativa” como se llamaba en la época, el diverso uso del simbolismo religioso. Esto tiene una ventaja muy interesante: homologa, a nivel de símbolos, a los pueblos “primitivos” que no han dejado registro histórico junto con los pueblos históricos. Resumiendo: homologa de manera total un bantú africano con un griego. Es bastante democrático considerando que se trata de Mircea Eliade, que apoyó a los gobiernos fascistas. Al igual que uno de sus más famosos discípulos, Borges. Borges aprendió mucho con su lectura. Basta repasar “antiguas literaturas germánicas” para ver la deuda que mantiene.

Recientemente compré otro libro de Eliade. Se refiere al Éxtasis Chamánico. Aún realizo su lectura. En algún texto posterior contaré que se aprende de él.

Bibliografía:
Herreros y alquimistas
Tratado de Historia de las Religiones
Antiguas Literaturas Germánicas, de Jorge Luis Borges.

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