martes, 28 de septiembre de 2010

El expansionismo y el nobel de Obama

No creo que muchas personas sean capaces de soportar un gobierno de corte islámico. Sería imposible para la mayor parte de los habitantes de Chile. De todas formas, el islam es una religión de la expansión. Es una religión que expresamente le señala a sus fieles mecanismos violentos para “llevar la verdad al mundo”. Ustedes me dirán, te equivocas porque se trata de una religión de amor. De todas formas, tenemos evidentes pruebas de castigos muy violentos cuyo sustento ideológico viene dado por el Islam. Como ejemplo: ley que extirpa el clítoris a las mujeres para eliminarles ese órgano de placer. Es más: una enorme variedad de represiones a los placeres del cuerpo (para las mujeres, evidentemente) son vistas en la vida diaria de los países islámicos. Cuando nos dicen “no te preocupes de Afganistán, al final, terminarán por tranquilizarse”, se trata de un supuesto más que utópico. En Afganistán los fundamentalistas no quedarán tranquilos hasta que se queden con el poder del país. Dejar solo a Afganistán es dejar al país expuesto a la guerra civil. Por lo tanto, no veo como opción agradable la expansión del pensamiento musulmán por el mundo.

Por supuesto, los gringos se han arrogado el derecho a ser la policía del mundo. Han salido al mundo a defender supuestos ideales de libertad y democracia que pueden sonar muy loables, pero esconden otros oscuros intereses. La única forma de despejar la situación en ese caso es la creación de una efectiva fuerza multinacional encargada de la garantización de ciertos servicios básicos. Una fuerza que incluya, además, elementos orientales. Por supuesto, es más fácil decirlo que hacerlo. ¿Cuáles son los primeros problemas que surgen en ese contexto? El primero de ellos, es el sustento ideológico de una orgánica como esa, dado que debe garantizar un cierto mínimo al funcionamiento de una nación. ¿En qué debe basarse para no herir las susceptibilidades de Chinos, hindúes, japoneses, rusos, árabes, persas, etc? Y que además incluya las diversas susceptibilidades de Europeos, gringos, latinos y africanos. Complicado. Si no me equivoco se trata de uno de los problemas fundamentales de la filosofía. Es, ni más ni menos, la piedra filosofal. Lo único claro: Obama no debió aceptar el nobel de la paz. Si Sartre fue capaz de rechazarlo, Obama debió seguir ese mismo ejemplo de honestidad y, sobre todo, de paz.

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