martes, 7 de septiembre de 2010

La entropía del texto

Muchas veces recurro al pobre artilugio de hablar de mí mismo cuando no tengo ideas en el cerebro. Cuando no tengo nada que decir, recurro a las sensaciones que me vienen en el día a día. Eso puede ser un ocio tipo twiter. Los twiteros dicen “algo” para que los “sigan”. Esa maldita obsesión por tener seguidores. Los antiguos conquistadores del mundo (Genghis, Nabucodonodor) tenían la misma ambición. Lograrlo les costaba sangre. Ahora solo 140 caracteres.

Alguna vez yo imaginaba qué pasaría si todos escribieran, pero nadie leyera. Y terminé señalando al gruñido como forma de expresión literaria final. Esa predicción ya se ha hecho cierta. El gruñido ocurre. Los mensajes de texto, los chat, los twiter, los facebook. Ocios para gente ociosa. Eso explica una parte del consumo energético, consumo que tendrá que ser suministrado con centrales en la Patagonia.

Es gente que termina llenando sus días de entropía. Ahora bien, en esto que hago ahora, estoy como en la misma. Hago entropía dentro del texto. La entropía del texto hace que las palabras y las sílabas vayan prontamente al estado más probable. Lamentablemente el estado más probable en estos tiempos es la mediocridad pura y simple.

Nietzche hablaba de la importancia de la combinación “lectura-escritura”. ¿Qué haría en estos tiempos? De todas formas no es difícil imaginarlo dedicado al Twiter. El aforismo era su fuerte.

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