miércoles, 24 de noviembre de 2010

Bicentenario

Para variar, estoy en desacuerdo con un evento masivo. En este caso se trata del bicentenario. Repasaré los más obvios motivos de mi desacuerdo, corriendo el riesgo de hacer nada más que un compendio de todos aquellos que estuvieron en desacuerdo.

1. El bicentenario de la independencia completa no debería celebrarse, porque una independencia estricta no hemos tenido nunca. Quizá, el triunfo del NO debiera ser considerado una fecha más fiable. Al menos los gringos ya no se pasean a diestra y siniestra por nuestro país, como si ocurría hace no mucho.
2. Como toda Sudamérica se convence de ser libre desde 1810 hay hileras de festejos. La de los argentinos, la de los mexicanos, etc y todos con las mismas ideas celebratorias: cápsulas del tiempo, resumen de la cartelera de los últimos 100 años, presentación de una que otra novedad del primer mundo, etc. Además se hallan las “obras bicentenario”, construcciones masivas, que debieron hacerse hace mucho, y que estos 200 años los transforman en la excusa mental para ejecutarlas.
3. El famoso bicentenario se ha transformado en un evento mediático que explota un cierto nicho de consumidores patrioteros: hay créditos bicentenario, ofertas bicentenario, etc.
4. Pero al menos a los chilenos, por una cosa de mera suerte, le han venido motivos para marcar el famoso bicentenario: el terremoto, la llegada de la derecha al poder, los mineros atrapados, la huelga de hambre mapuche.
5. Acaso a nadie se le ocurrió que el verdadero bicentenario podría celebrarse promulgando, al fin, la verdadera independencia de Chile, aunque sospecho que las interdependencias económicas del capitalismo globalizado hacen imposible esa idea.
6. Otras ideas bicentenario: el fin de la pobreza extrema, el fin de la extinción de las especies, el fin de la infelicidad, el inicio de la hermandad latinoamericana, el inicio de salud y educación de calidad a precios accesibles para el pueblo. Pero claro, esas son solo cosas de “idealistas”, deseos de jóvenes sin conexión con el mundo real.

Por último: 200 años no es nada. Los hicsos sobrevivieron 200 años. Todavía ni llegamos a los niveles de sobrevivencia de los romanos, babilónicos, egipcios o persas. Los chinos para qué decir. Orgullos minúsculos los nuestros.

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