jueves, 18 de noviembre de 2010

Ricardo Claro, la información perfecta

Hace unos años murió ese sujeto conocido por todos, pero en el fondo no conocido por nadie. De una cosa estoy seguro: lo anterior ocurría porque los observados éramos nosotros. Ricardo Claro era un sujeto que había puesto “micrófonos” a todo Chile. Se trata de una metáfora, pero ya sabemos que en algunos casos era una total realidad. Tener información, y ser capaz de hacer algo útil con ella, es lo que ha llevado a los poderosos a convertirse en eso.

Uno de los datos que sorprenden (o que intentan sorprender) nos habla de su costumbre de quedarse hasta altas horas “informándose” por Internet. Pero yo recuerdo sus conexiones con la CNI y por supuesto, la forma en que obtuvo la cinta del Piñeragate. Luego de eso, parece ser que lo único realmente valioso es: cuando alguien quiere manejarte lo primero que hace es ocultarte información.

Una situación como esa puede ser especialmente complicada cuando se trata de un empresario. De inmediato pueden surgir dudas acerca de su honradez. Por supuesto, hay empresarios honrados, pero a mi juicio los empresarios del nivel de Ricardo Claro (en rigor, son “super-empresarios” o “multi-empresarios”) tienen todos los incentivos para ser deshonestos. Por lo demás, la falta de honestidad pasa a ser una cuestión bien relativa a niveles tan altos. Porque, un medida mínima, como subir los costos en $ 1 a determinado producto del retail, como el azúcar, por ejemplo, genera de inmediato ganancias estratosféricas. Es cosa de multiplicar $ 1 por todos los kilos de azúcar que produce una de las empresas del holding.

Por otro lado, la deshonestidad de la información privilegiada no es considerada como tal por la ciudadanía. De tal manera que a ninguno de los partidarios de Piñera le importó mucho la movida que Piñera le hizo a Claro en el tema Bancard. Es más: a muchos les pareció el hombre más inteligente del mundo.

Muchas veces me pregunto si acaso el incentivo primordial para estas deshonestidades no es más que el listado mundial de millonarios. No me extrañaría nada que muchos millonarios se sienten, en realidad, como deportistas de alto rendimiento que representan al país en las lides de la plata. Y, por supuesto, se sienten unos perfectos patriotas. El fin justifica los medios, dicen. Pero ¿Cuál es el fin? Es como si un deportista recurriera a todas las trampas del mundo para escalar. Por supuesto, en el deporte los métodos son extremadamente regulados. No es el caso del mundillo del dinero. Aunque hace rato que ameritaría.

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