lunes, 20 de diciembre de 2010

La ideología del consumismo

La ideología del consumismo posee el siguiente discurso: para ser feliz se debe “salir de compras”. Comprar es una de las actividades que, bajo este concepto, más feliz hacen al ser humano. Y, efectivamente, la compra de pequeños objetitos (“gadgets” que le llaman ahora), proporciona unas horas de alegría hasta que, de pronto, todo se va al carajo: el juguetito ya no divierte y si es que produce vicio el fabricante está dispuesto a crear la cura y venderla a un precio carísimo. Demás está decir que la ideología consumista es intrínsecamente perversa. Yo diría que sus pecados se apoyan en dos bases:

1. El industrial innovador "self mademan" busca toda su vida el “producto” que lo hará rico.
2. La adopción del nuevo “producto” por parte del público implica la realización de grandes intercambios de escala quizá mundial. El hombre promedio debe trabajar mucho y extraer muchos recursos para obtener “el" o "los" productos.

Por su puesto, sin discurso sustentatorio no existiría el consumo. El discurso es: se debe tener determinado “nivel de vida” para ser feliz. La vida en un nivel de vida bajo produce grandes niveles de infelicidad e insatisfacción. Incluso el éxito sexual, o “sobretodo el éxito sexual” (si nos ponemos biologicistas), depende de ello.

¿Qué pasa con las casas? Se transforman en reservorios, en bodegas de toda clase de objetos. Por supuesto, el bodegaje que se le hace gratuitamente a las empresas: nunca estuvo considerado. O el desecho acumulado en los vertederos. La actitud es como si todo eso fuera gratis. Por supuesto el hecho esencial: el consumismo es “caro” en los sistemas.

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