viernes, 18 de mayo de 2012

La peste como herramienta del proselitismo

En los inicios del Medioevo, el cristianismo vio muy afianzada su precaria influencia con las invasiones árabes y las continuas pestes. Ambos fueron un castigo de mucho misterio para la mentalidad de la época. La peste bubónica o la viruela no se entendían en sus causas verdaderas ni en su forma de tratarla. El resultado era siempre el mismo: la aparición de montones de cadáveres en las calles.
El triunfo del cristianismo repetía otro triunfo anterior: el triunfo del judaísmo. Recordemos a Job quien (según nos informa el Antiguo Testamento) era un hombre exitoso que, de pronto, sufre continuas calamidades. ¿A quién culpa? A una fuerza maligna que, además, tiene una especie de trato con su propio dios, para así probar su fe. Una de las calamidades que sufrió Job fue “la peste”, sin dar ninguna claridad respecto de los síntomas, aunque los estudiosos señalan que probablemente fue viruela. La historia de Job nos permite entender que el temor a la peste era eficaz en lograr conversiones. Otra cita bíblica que revela ese temor: las 7 plagas de Egipto. Dentro de las 7 plagas se hallaba la peste. En este ultimo caso, se utiliza el temor a la peste para lograr un objetivo político.
La peste explica también porqué la sexualidad desenfrenada perdió terreno frente a la castidad del cristianismo y del judaísmo: ambas religiones promueven higiene sexual y, por lo tanto, con esa estrategia se tiene mayor probabilidad de sobrevivencia respecto de rituales paganos. Para los primeros predicadores del cristianismo fue fácil satanizar los cultos orgiásticos. Diana se convirtió en nuestra imagen de bruja y Dionisos en nuestra imagen de demonio.
¿Qué hemos ganado con el descubrimiento de las verdaderas causas de la(s) peste(s)? Un cierto sentimiento agnóstico acerca de cómo resolver el problema y de cómo evitar ser el siguiente en la lista. Si tratamos de imaginarnos sin este conocimiento, se comprenderá la desesperación y la falta de respuestas en la que se cae. El conocimiento, que duda cabe, genera control. Esta sería la época del control de las enfermedades. Una afirmación optimista, con bastantes aristas discutibles. Discusión que da para otros artículos. Como fuere, el triunfo sobre las pestes ha traído la desaparición del temor. El proselitismo debe recurrir a otras estrategias para asegurar conversiones. El temor a la pobreza es una de ellas. La pobreza es una enfermedad que aun no tiene cura.

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