jueves, 3 de mayo de 2012

La torre de babel

En múltiples oportunidades se dice que construir más es bueno porque eso da trabajo a la gente. Uno debería agregar “y además da dinero al empresario rubro construcción”. Al margen de eso, hay ciertas construcciones que pueden ser nocivas o derechamente idiotas. Puedo citar la última gran obra de la ingeniería nacional: el bullado Costanera Center. Para todos es la culmine del emprendimiento chileno. Es la torre más alta de Chile, y también de Sudamérica, superando inclusive construcciones monumentales existentes en Brasil. Cuando empecé a informarme más detalladamente el proyecto, casi me voy de espalda: en la base hay un mall. Yo me pregunto, a esta altura, en que la ciudad está saturada de esos engendros ¿está preparada la ciudad para soportar otro mall? ¿están preparados los bolsillos chilenos para más compras de estupideces? ¿es éticamente responsable auspiciar una construcción así, "el mall más grande jamás construido"? Es, por donde se le mire, absurdo. Somos un país con déficit hospitalario, carcelario, de escuelas, de universidades de calidad, de vivienda, etc. Pero claro, para el señor Paulman eso no tiene importancia. Total, Paulman no es un verdadero chileno, es más bien un alemán: no es raro que controle sus grúas por satélite desde Alemania.

Los destinatarios de las construcciones que realmente hacen falta no dan dinero, salvo que el estado lo haga por ellos. Salvo utilizar el sistema de concesiones. Y Paulman, un próspero empresario del retail, nada sabe de concesiones. Su objetivo es la clase media, el joven profesional ondero que gana suficiente para no ser considerado un cliente de riesgo y, por lo tanto, candidato ideal para meterle una buena deuda por el orto. En resumen, Paulman sigue en su cruzada para endeudar gente. Para ello ha creado el más grande de los anzuelos sudamericanos, un anzuelo del porte de una torre de babel. La torre de babel fue el principio del fin de un imperio. ¿Será este el principio del fin para nosotros? No podrán alegar que nadie se los advirtió. Mientras tanto el desarrollo de Chile sigue esperando.

viernes, 15 de abril de 2011

El pensar y los banqueros

Un alto representante de los banqueros se mandó una frase que deja la sangre helada, por lo honesta y por lo macabra. Por que, desde Marcuse, los izquierdistas fanáticos llevan un montón de tiempo señalando aquella teoría semi-conspirativa que han llamado “la teoría de la dominación”. Resumo a partir de la teoría: los que han fraguado el plan de dominación son justamente los banqueros. Y la mayor parte de la gente, cuando escucha esas historias, sonríe y dice “no debe ser verdad”, ¿cómo puede serlo?. Y bien, resulta que la declaración del banquero fue: “el gobierno no está para hacer pensar a la gente”. Por supuesto, es una declaración sobre todo conspirativa. El gobierno no está para revelar ciertos secretos a la ciudadanía.

Un detalle de importancia: “la gente” a la que se refería la declaración, no era “toda” la gente sino solo aquellos que tienen acceso a una cuenta corriente. Ellos son una clase especial dentro de “la gente”. Todo el que tiene acceso a determinado ingreso puede acceder a una cuenta corriente y, por supuesto, el ingreso viene dado por un determinado nivel de educación y/o influencia. Por lo tanto, los aludidos distaban de ser elementos desinformados, ignorantes o embrutecidos. Pero al banquero le daba lo mismo: no eran de su nivel, eran del nivel de aquellos que no merecen informarse de ciertos “secretos”. Ahora, lo más impresionante de todo es que el poderoso banquero que se despachó la declaración sigue siendo una “segunda línea” dentro del poder real en Chile, un país que (sabemos) gravita poco en las decisiones mundiales. Es decir, es una n-esima línea dentro del poder real del mundo, el poder a secas. Debemos recordar que los bancos son un ítem más dentro del organigrama de los Luksic, Matte, Angelini, Claro o Piñera, si hablamos de Chile, los que, a su vez, son un ítem más dentro de los millonarios del mundo. Un verdadero monopoly.

lunes, 4 de abril de 2011

El Padrino y la justicia

Se dice, casi un lugar común a estas alturas, que la venganza y la justicia son cosas muy diferentes. Y estoy de acuerdo con eso. Pero ese es un alcance más bien teórico En la práctica empírica la justicia “real” funciona como venganza, absolutamente. Casi podría aventurar: no me extrañaría nada que ambos entrañaran el mismo mecanismo neuronal.

Un ejemplo literario de esta relación exquisita entre venganza y justicia (la venganza es un plato que se come frío, etc) es “El padrino” (que es como decir, su autor, es decir Mario Puzo). En él se lee que a cada falta se le corresponde un castigo que debe ser equivalente. Eso se le dice El Padrino a Bataglia cuando pide la muerte para el que violó a su hija. Alguien podría objetarme la frivolidad del ejemplo, pero por suerte tengo un As bajo la manga: Levy Strauss. Según este antropólogo (un estudioso de los regalos) cada vez que se realiza un regalo debe ocurrir una “devuelta”. Si este intercambio equilibrado no se produce, a la larga la sociedad lo paga caro. Ahora bien, en mi opinión el castigo es una especie de “regalo multiplicado por –1”, es decir, un “antiregalo”. Y por lo tanto su economía debe ser cuidada con el mismo equilibrio y, de esa manera, las impresiones de Mario Puzo (la ética del padrino) resultan del todo justificables.

En ese sentido, la pena de muerte me parece con poco sentido práctico: el castigado con la muerte sufre el brevísimo instante de la muerte. Luego, todo es paz, dado que no creo en la existencia del infierno. La cadena perpetua es infinitamente peor, porque es estar muerto en vida.

jueves, 24 de marzo de 2011

La energía

Podría haber empezado este artículo con la frase “yo apoyo la energía nuclear”. Sin embargo, preferí usar algo más neutro porque las cosas que están pasando en estos días no permiten hacer demasiadas bromas con el tema. De todas formas es posible señalar que la humanidad, y en particular Chile, se encuentra en uno de los entuertos más grandes de su historia. Porque al fin y al cabo tiene que ver con resolver la pregunta “¿cómo conseguir energía limpia, barata y sin riesgos para alimentar las crecientes necesidades de energía que requiere el país? Una pregunta de corte casi ingenieril, una pregunta que raya con la tecnocracia, pero que corresponde a una pregunta bastante simple de captar.

Ante todo hay que decir que la pregunta tiene un supuesto implícito: el supuesto es que necesitamos más energía para el futuro. Ahora bien, un país de 17 millones de habitantes (los que tenía Argentina en los 70 o Alemania en los 40) no requeriría, quizás, demasiada energía. Pero las crecientes necesidades de energía son un problema primero mundial y segundo, nacional. Algunas causales:

  1. Todos los chilenos quieren maravillas de la modernidad. La necesidad de “estar en el primer mundo”, en términos tecnológicos, se ha vuelto fuerte en el ultimo tiempo, sobre todos en la capas con cierto nivel de educación. Todos están queriendo su Iphone, sus consolas de última generación, sus pantallas plasma y toda la línea blanca imaginable. Todo eso constituye el consumo domiciliario. Y de ese consumo somos responsables todos los chilenos.
  2. Otro importante elemento son las necesidades de transporte. El requerimiento de transporte en Chile se ha hecho monstruoso sobre todo por el crecimiento de determinados conos urbanos: el Gran Concepción, el gran Valparaíso y sobre todo el gran Santiago. Todos ellos requieren ingentes cantidades de energía para poder sobrevivir. En Santiago, en particular, los requerimientos en transporte luego del “fiasco de Transantiago” (que en realidad fue un sinceramiento de la situación del transporte en Santiago, hablaré de eso luego) generó en la población. Los viajes requeridos son mayores, con distancias mayores y con solicitudes de rapidez superiores a las antiguas.
  3. Otro importante requerimiento viene dado por las empresas mineras. Las que, por supuesto, no han sido especialmente eficaces en las inversiones que se requieren para mejorar su abastecimiento energético. Una de las inversiones más evidentes (construir una línea que una el SIC con el SING) se realizará (con patrocinio del estado) recién el próximo año. Por supuesto, después de “la hazaña de los 33” ya todo el mundo tiene claro que las motivaciones de los empresarios mineros son, casi siempre, el máximo de ganancias al mínimo de costos, y que la minimización de costos se realiza muchas veces al margen de la ley y/o la ética. Por lo tanto, en lo relativo a la energía, sus inversiones siempre han sido las más baratas posible (carbón, petcoke) y, por supuesto, tienen cantidades escasas de inversión en innovación, lo que, por supuesto, permitiría la resolución de problemas, en particular el tema energético, de maneras mucho más adecuadas. De lo que si estoy seguro es que los gastos en asesoría legal son millonarios, lo que revela cual es el “perfil” de estas empresas.
  4. Otro requerimiento de importancia es “el crecimiento”. Los políticos hablan mucho del crecimiento en sus campañas, sobre todo los políticos de derecha. A todos ellos les importa mucho la ganancia de dinero y, por lo tanto, crecer poco les es equivalente a “ganar menos”. Ahora bien, ¿qué hay detrás de este crecimiento?. Hay una tremenda pelea, no dada aún, pero que podría hacerse en el futuro, respecto de los montos que se llevan los bancos en intereses y diversas comisiones. En particular los montos asociados a créditos de consumo. La tajada que se cobra es enorme. El incentivo es para que los consumidores finales, el 90% de todos los chilenos, se esfuercen todo el día para pagar dinero prestado, más el interés, lo que genera un incentivo a la búsqueda de mayor energía. El dinero es energía. El dinero adicional “interés” es energía adicional. El crecer es pedirle energía adicional al sistema. Por supuesto se puede hablar horas acerca de quien se lleva, en términos efectivos, los beneficios del crecimiento ¿todos los chilenos o solo unos pocos?. Entonces, resulta que el crecimiento real del chileno promedio es muchísimo menos del 6% de la economía y resulta que es él quien se lleva los maleficios, lo que llaman “las externalidades negativas”: ciudades contaminadas, alimentos contaminados, opciones ciertas de quedarnos sin recursos para el futuro y por eso, pobreza actual y futura.
  5. El aumento de la penetración de la publicidad. Algo intrínsecamente relacionado con la parte 1, pero que en resumidas cuentas, tiene que ver con la creación de necesidades en el consumidor. Ciencias mefistofélicas, como el Marketing, cuyo interés básico es crear necesidades que deben ser llevadas a la mente del consumidor.
  6. El incentivo por lo desechable. Intrínsecamente relacionado con el punto anterior. El marketing es una industria que también necesita sobrevivir y para eso requiere que sus mecanismos de detección y/o creación de necesidades aumenten. Pero no solo eso: la satisfacción debe tener fecha de vencimiento. En ese sentido, los productos deben poseer una alta rotación. Al industrial no “le conviene” fabricar productos durables. Requiere productos que a los tres años fallen para poder vender otros nuevos. Los vertederos son mudos testigos de esto. Una observación minuciosa a un basural nos remite de inmediato al despilfarro.

El listado anterior no se halla en ningún caso completo, pero ya se ve que la pregunta es, ¿tiene sentido estar deseando más energía siendo que quizás administrar bien la que tenemos basta y sobra?. Dejo la inquietud.

lunes, 20 de diciembre de 2010

La ideología del consumismo

La ideología del consumismo posee el siguiente discurso: para ser feliz se debe “salir de compras”. Comprar es una de las actividades que, bajo este concepto, más feliz hacen al ser humano. Y, efectivamente, la compra de pequeños objetitos (“gadgets” que le llaman ahora), proporciona unas horas de alegría hasta que, de pronto, todo se va al carajo: el juguetito ya no divierte y si es que produce vicio el fabricante está dispuesto a crear la cura y venderla a un precio carísimo. Demás está decir que la ideología consumista es intrínsecamente perversa. Yo diría que sus pecados se apoyan en dos bases:

1. El industrial innovador "self mademan" busca toda su vida el “producto” que lo hará rico.
2. La adopción del nuevo “producto” por parte del público implica la realización de grandes intercambios de escala quizá mundial. El hombre promedio debe trabajar mucho y extraer muchos recursos para obtener “el" o "los" productos.

Por su puesto, sin discurso sustentatorio no existiría el consumo. El discurso es: se debe tener determinado “nivel de vida” para ser feliz. La vida en un nivel de vida bajo produce grandes niveles de infelicidad e insatisfacción. Incluso el éxito sexual, o “sobretodo el éxito sexual” (si nos ponemos biologicistas), depende de ello.

¿Qué pasa con las casas? Se transforman en reservorios, en bodegas de toda clase de objetos. Por supuesto, el bodegaje que se le hace gratuitamente a las empresas: nunca estuvo considerado. O el desecho acumulado en los vertederos. La actitud es como si todo eso fuera gratis. Por supuesto el hecho esencial: el consumismo es “caro” en los sistemas.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Benedetto Croce

No voy a decir que soy un experto en Benedetto Croce, pero al menos puedo recordar una de sus frases más celebres. Sin intentar una cita precisa, dice algo como “Si no existe expresión, no existe pensamiento”. Es decir, si alguien no es capaz de expresar una determinada idea, quiere decir que no tiene nada en el cerebro. Así de simple y radical. Una opinión como esa, emitida allá por el 1900, puede ser refutada (hoy) con bastante facilidad por algún neurobiólogo, pero no deja de tener una cierta lógica, sobre todo para la historia del pensamiento. O para la mantención de este en el espacio de la intelectualidad.

Al respecto, se puede aclarar bastante con la frase de Protágoras “Nada existe. Si algo existiera, no podría ser conocido. Si algo pudiera conocerse, no podría ser comunicado”. Es decir, habla de una triple barrera, que al modo kafkiano con n igual a 3, impide el avance del hombre al conocimiento. Pero también habla de otra cosa: la comunicación es una función consustancial al conocimiento. Por supuesto no digo nada nuevo. Se trata de una verdad teorizada, y utilizada comercialmente, desde Macluhan o quizá desde antes. Pero el punto es: la expresión es una parte importante del pensamiento y no debe dejarse de lado. De esta forma, Sócrates de salvó de milagro: existió Platón para rescatar al maestro. Por supuesto, la expresión tiene múltiples modos. El rasguño en la piedra es también una expresión de pensamiento. Aunque muchos no seamos capaces de una traducción precisa.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Cortázar

Cortázar fue un hombre político.

Cortázar dio opiniones políticas en la última etapa de su obra y en las últimas entrevistas que dio. Esto le trajo la desagradable desgracia de no poder volver a su país.

En cambio, el Cortazar más famoso, el de su primera época se nos aparece como un personaje más bien frívolo en una búsqueda constante del hecho estético y de la imaginación. Esto, dicen algunos, puede ser atribuido a la influencia de su primera mujer. Sin embargo, una literatura que haga apología de la imaginación no necesariamente es frívola. Hay en la risa y en el juego consideraciones que no pueden dejarse de lado. Un cuento clave es “Autopista del sur”. Uno puede pasar un rato agradable leyendo el cuento, pero no se puede negar que hay mucha información acerca de cómo es la sociedad (y en ese sentido es un cuento sobre cuestiones políticas). La ciudad reacomodada en la autopista, un estado utópico, una orgánica casi bolchevique que luego se desarme por displicencia de los integrantes y porque, en cierta forma, “la velocidad” se los come. Fin de la utopía. Uno termina con sensación de tristeza luego del cuento y eso es lo interesante. Uno prefiere la orgánica de la autopista detenida por sobre la autopista en funciones. Lo primero se nos hace aventurero, lo segundo es la usual cotidianeidad, donde todo es utilitario y cada movimiento tiene un fin. No se ve como lucha por la sobrevivencia, que en el fondo lo es, sino como maniobras evasivas de la realidad.

Pero para qué me voy a extender más sobre el tema: todo acto es un acto político. No niego que se trata de una frase de total optimismo político (revisionista casi) y sin embargo, creer en ella puede llevar a ciertas sorpresas en el análisis de algunas obras frivolizadas injustamente. Aunque, vale la advertencia, a algunos personajes, ni aunque los miren con lupas de niveles atómicos, es posible pillarles un mínimo de compromiso. Cortázar no era así. Con poco esfuerzo se hallan sus disparos.